Mucho se ha hablado de los
premios “Princesa de Asturias” desde que la vicealcaldesa de Oviedo, Ana
Taboada (Somos Uviéu) los calificase de “pasados de moda” y criticase su carácter monárquico, dando a
entender que tal vez participe en la ya tradicional manifestación contra los
premios, como ha hecho otras veces. El concejal de cultura ("Rivi", IU) no tardó en sumarse a las críticas, elevando incluso el tono.
La corte habitual de políticos de
1ª regional asturiana, empresarios, personalidades y la propia fundación
Princesa de Asturias ha reaccionado de las maneras más variopintas:
Unos piden las dimisiones que
jamás pedirían para ladrones como los que se pasearán por el teatro
Campoamor el próximo viernes, otros hinchan el pecho palomo para afirmar sin
descojonarse que los premios son los siguientes más importantes tras los Nobel
y que “a Oviedo se la conoce en todo el mundo por ellos”, que producen trabajo,
atraen inversión y no sé cuantas cosas más que como todos podemos ver, desde
1981 han convertido a Oviedo en la Nueva York ibérica. Algunos, más de barrio ellos, vacían sus
pulsiones agresivas en forma de insultos a la emisora de tan inaceptable
mensaje. Hasta al entrañable entrenador del Oviedo han querido meter en el ajo
sacándole su pasión por el premiado Francis Ford Coppola para que se postule a
favor de los premios.
revoluciontrespuntocero.com/la-dictadura-perpetua-y-la-monarquia-en-espana/ |
Una justificación que me ha hecho
especial gracia ha sido la de que algunos premiados, como Saskia Sassen,
donaron el importe de su premio para causas sociales en Oviedo. Supongo que a
nadie en la administración se le hubiese ocurrido donar directamente el importe
a esas causas. Después de todo, la Fundación Princesa de Asturias se financia
con fondos públicos.
Es curioso, en 6 años viviendo en
el extranjero y tras algunas escapadas mochileras por Latinoamérica y Asia me
he acostumbrado a explicar de mil maneras diferentes qué carajo es eso de
Asturias y Oviedo a cientos de personas, y puedo dar mi palabra de que JAMÁS a
ninguna de esas personas se le encendió una bombilla que relacionase nuestra
tierra con estos “famosísimos” premios, JAMÁS. No se acaba el mundo por
aceptarlo: Oviedo y sus fantásticos premios no son especialmente populares
fuera de nuestras fronteras. Ni su aborrecible monarquía. “¿Who is that fella in the spanish euro coin?” Me preguntaba algún mindundi
irlandés años atrás, “Oh! Spain has a
King then? I had no idea!”
Recemos para que el oviedín del
alma suba pronto a primera, porque esto de los premios no chuta, majestad.
Éxito o fracaso, entre esta
maraña de información casposa se hace necesario explicar las razones por las
que miles de asturianos nos vamos a manifestar contra esos premios, un año más.
La primera es que es un sano
ejercicio de dignidad salir a recibir con pitos a todas las familias de crimen
organizado que aparecerán por la ceremonia. Desde las políticas a las
empresariales, con especial atención a la familia real, que un año más buscará
un hueco en su durísima agenda laboral para venir a comerse un cachopo a
Oviedo.
La segunda es que al Oviedo
popular nunca le ha gustado pagar con dinero público estas ceremonias
exclusivas donde las señoras se emperifollan y visten de largo para salir a
aplaudir a eminencias de las ciencias sociales y letras a quienes no sólo no
han leído, sino que si lo hicieran se espantarían por el alto nivel de
“demagogia bolivariana” que contiene su discurso. Si tan rentables son los
premios, que se autofinancien. Y tampoco nos gusta saber de la cantidad de
gente que saca tajada económica, ya sea directa o indirectamente. Ya puestos,
que los organizadores dejen de reclamar a la escuela de hostelería de Gijón que
envíe a sus estudiantes a trabajar gratis.
La tercera es que estos premios
son como siempre una forma de lavar la cara de una institución decimonónica,
machista y antidemocrática representada por una familia de presuntos comisionistas, puteros, ladrones, borrachos y amigos de
genocidas.
La cuarta es que Oviedo volverá a
llenarse de policías buscando terroristas en cada esquina, abriéndote la
mochila, pidiéndote identificación –a algunos ya nos la pidieron hace algunas
semanas- y decidiendo si te deja o no pasar si vas en dirección a la
manifestación. Y ya cansa.
La quinta y definitiva es la propia
gente que participa en el patronato y el jurado de los premios, que nos da una buena pista de por donde van los tiros. Realmente esta
es la razón de mayor peso. Diego Díaz, miembro de Somos Uviéu, ha hecho una imprescindible
recopilación de personajes indeseables que colaboran con esta fundación:
-Tenemos a Rodrigo Rato
entregando el premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 2012, gran
colaborador. Un activo “al alza”. Tristemente, ya no forma parte del patronato
de la fundación.
-Tenemos también a gente bien conocida, como
Esther Alcocer Koplowitz, de FCC, Manuel Manrique, de Sacyr, o Florentino Pérez, de ACS
en el patronato de la Fundación Princesa de Asturias, todos ellos en los
papeles de Bárcenas por financiar ilegalmente al PP.
-Otro
miembro ilustre del patronato es Dimas Gimeno, presidente de El Corte Inglés,
esa empresa denunciada por maltrato laboral por INTERMÓN-OXFARM…. En 1996 y
2000 fue candidato de la Falange a las elecciones generales.
-Otro
más: Cesar Alierta, de telefónica. El
directivo mejor pagado del Ibex35, 43 milloncetes de nada en 2014. ¿Hace falta
explicar algo sobre timofónica?
-Sol
Durella. Esta pájara es la principal accionista de la empresa que fabrica
Coca-Cola en nuestro país, que recientemente cerró la planta de producción de
Colloto, aquí al lado, dejando a muchos trabajadores en paro a pesar de la
fortaleza económica de la empresa.
-Borja
Prado, presidente de Endesa. La misma compañía que explota el déficit de Tarifa
para sangrarte o cortarte la luz si no puedes asumir los abusivos recivos… mientras
él se sube su opulento sueldo. Aparece en la lista Falciani.
-Banqueros
simpáticos: Ana Botín del Santander, Francisco Gonzalez del BBVA, Isidro Fainé
de la Caixa, José María Arias del banco Pastor…. Todos ellos grandes
filántropos.
-Juan
Miguel Villar Mir, otro multimillonario que aparece en los papeles de Bárcenas.
Un superviviente del tardofranquismo que gracias a su cercana amistar con Juan
Carlos de Borbón no deja de conseguir excelentes contratos en Arabia Saudí. La
cacareada meritocracia libegal, supongo.
-Antonio
Bufrau, presidente de la fundación REPSOL, esa petrolera denunciada por
diferentes ONG’s por vertidos contaminantes y prácticas agresivas contra el medio
ambiente y los derechos humanos.
-Fernando
Masaveu, orgulloso representante asturiano en la lista Falciani, miembro de una
familia de oligarcas que entre otras cosas se han beneficiado
“sorprendentemente” de los sobrecostes de la ampliación del puerto del Musel en
Gijón.
-En
el jurado (premio de la Concordia) destaca Isak Andic, dueño de MANGO. Mientras
entrega premios a unas ONG’s, otras como INTERMON-OXFARM denuncian sus empresas
por malas condiciones laborales. Destaca el caso destapado por New York Times:
uno de los talleres de MANGO estaba en el edificio que hace dos años se
desplomó en Bangladesh acabando con la vida de más de mil trabajadoras.
¿Realmente
debemos ir a aplaudir a esta gente?
No
quisiera terminar este texto sin antes dejar clara mi admiración por las obras
de Zygmunt Bauman, Saskia Sassen, Amin Maalouf,
Michael Haneke o Francis Ford Coppola entre otros premiados. Esto no va
con ellos. Unos premios libres de saraos clasistas, de chupones corruptos y de
monarcas tendrían nuestro respeto.
Después
de todo, me da que el próximo Viernes encontraremos a más seguidores de estos y
otros premiados en la manifestación de la plaza de la Escandalera que dentro
teatro Campoamor.
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