La serie “undercover
boss” dedicó
un número a la constructora de camiones norteamericana “Mack
Trucks”. En la serie, Dennis Slagle (presidente y CEO de la
compañía) es caracterizado para que sus trabajadores no le
reconozcan, fingiendo ser un participante de un concurso -excusa para
que haya cámaras grabando- en el cual dos personas compiten por un
puesto de trabajo en Mack Trucks.
En su participación en
los diferentes procesos de manufactura, comparte opiniones con sus
empleados, que le hablan de una baja moral generalizada en la empresa
desde que ésta fue comprada por Volvo, con la consiguiente ola de
despidos, y la amenaza constante de trasladar la producción de EEUU
a México.
El programa termina
patéticamente con Dennis compensando a los 4 sufridos trabajadores
con unas vacaciones pagadas, un dinerito extra y otros beneficios,
dando la imagen al espectador de tipo super cercano, empático,
preocupado por sus empleados... Decide incluso ir más allá y
colaborar a título personal con el tratamiento de los nietos de uno
de los 4 trabajadores con los que “trabajó”. No voy a cuestionar
lo loable de ese último gesto, pero sí señalaré que
premeditadamente le pusiesen a trabajar con ese empleado para que le
contase su historia y poder así lucirse con la donación delante de
las cámaras, al mismo tiempo que se añade la necesaria dosis de
drama al programa, con las lágrimas del sufrido abuelo.
El ejemplar CEO
cierra el programa con un discurso a sus empleados, con la cámara
delante, diciendo lo buenos trabajadores que son, lo importante que
es mantener los puestos de trabajo en EEUU, y que hará lo imposible
para mantener la producción de Mack en EEUU, aunque deben comprender
que “debe hacer lo necesario para satisfacer a los inversores”.
Durante el programa ya
había mencionado su preocupación al oír a sus empleados hablando
sobre el posible traslado, pues utilizaban los términos “ellos
y nosotros”, separando a los directivos de los trabajadores,
pero Dennis considera que tal dicotomía no existe. Durante su
discurso ante sus empleados, vuelve a hacer mención a esta idea,
señalando que Mack Trucks es “una gran familia”.
Huxley desatado
Si Orwell dibujó como nadie el rumbo que estaba tomando el totalitarismo estalinista, Huxley hizo lo propio con el capitalismo. El control social era el tema central en ambos casos. Representado por el miedo y la violencia en el primer caso, y por el placer en el segundo.
Si Orwell dibujó como nadie el rumbo que estaba tomando el totalitarismo estalinista, Huxley hizo lo propio con el capitalismo. El control social era el tema central en ambos casos. Representado por el miedo y la violencia en el primer caso, y por el placer en el segundo.
Las ideas que Huxley
denunciaba toman cada día más forma en nuestra sociedad, donde todo parece estar
destinado a que el ciudadano se evada de la realidad y se entregue al bienestar de la ignorancia y el placer banal, incapaz de cuestionar el marco de su existencia.
El sociólogo Jorge
Moruno define como “Empresa-Mundo” a ese tipo de corporaciones,
que han dado un paso más allá en la anulación de la voluntad del
trabajador y el movimiento obrero. Ya no eres el individuo que vende
su fuerza de trabajo a cambio de un salario. Ahora has de
considerarte parte de la empresa, miembro de una estrecha familia
donde todos tiran del carro, unidos en una causa común: el éxito de
la empresa.
Ahí es donde el empresario se
apodera de tu vida, pues tu
vinculación con la empresa ya no termina al final de tu jornada
laboral, sino que tu trabajo pasa a definirte y convertirse en tu mundo.
Se te dan facilidades para que compres productos de tu empresa,
incluso acciones de la misma, se organizan salidas y fiestas entre
compañeros de trabajo, para que todos nos riamos con la borrachera
que se agarra nuestro “team
leader”, te regalan tonterías con el nombre de la empresa, reparten chocolatinas en los pupitres de los empleados,
tus jefes te repiten hasta la saciedad que “estamos todos en el
mismo barco”, se
crea un clima donde todos han de sentirse orgullosos por el progreso
de la empresa o preocupados por su declive: en una versión
posmoderna de la moral del oprimido (Freire), el trabajador comparte la
cosmovisión del empresario, llegando incluso a justificar las
vergüenzas de su propia explotación por el bien de la empresa.
Lo realmente siniestro de estas empresas es el ambiente que consiguen. Nos meten en la cabeza que somos unos privilegiados por trabajar ahí, que tenemos mucho talento, que somos todos una familia... Hay que sonreír constantemente si no quieres que venga algún trainer o alguien de recursos humanos a entrevistarte y elaborar un plan para mejorar tú actitud. Cuidado con enfadarte o romper de alguna manera el “buen clima” laboral o conocerás la verdadera cara de la empresa. Deja de participar en todas las estúpidas salidas y actividades sociales de la empresa, cuestiona las condiciones, y tus compañeros serán los primeros en señalarte como la oveja negra, el Bernard Marx de esta obra.
Este control de cualquier tipo de “disidencia” provoca un clima de falsedad donde el empleado descontento, aquel que no se ha tragado el mantra del empresario, tiene que además aceptar la humillación de fingir estar contento y “divertirse en el trabajo”, perdiendo así ese último derecho a decir lo que piensa sin que ello le traiga consecuencias. El emperador anda desnudo, pero nadie se atreve a señalarlo. Y no hay Soma que alivie esta humillación.
La realidad
Lo
que queda claro es que se nos ataca desde dos flancos. Por una parte
somos sobreinformados, alienados y seducidos hasta comer de la mano del
admirado
empresario:
Que una importante mayoría entre los obreros “no cualificados”
(toma estigma!!) no vean el elefante rosa en la habitación y voten PPSOE, no es baladí.
Por otra parte se nos recortan nuestros derechos, y las condiciones de
explotación son cada vez más favorables al capital, en detrimento
del trabajo.
En otras palabras, cuando empresarios como Dennis Slagle buscan que sus empleados dejen de hablar de “ellos y nosotros” no están sino buscando su sueño húmedo: un ejército de mindundis motivados en el amor a su empresa, ajenos a su condición de trabajadores, e identificados con el empresario y su causa. Paralelamente, las condiciones laborales permiten al empresario no solo enriquecerse a costa de aquellos que se creen afortunados, sino también poder desprenderse de ellos con facilidad cuando así lo desee, como hizo Mack Trucks antes de grabar el programa, pues parece ser que les importan más las necesidades de sus inversores que las de “su propia familia”.
Por
una parte el amor de una familia; por la otra el miedo al
desempleo,
pues los gobiernos neoliberales se van ocupando de eliminar toda la
maraña de prestaciones sociales y redes de seguridad que el
moribundo estado del bienestar había construido. El mensaje es
claro: entrégate, y vivirás en la ilusión de ser uno de los nuestros. Deja de obedecer y
caerás al vacío.
PD: Recuerdo cuando un gañán me contrató para su timadora empresa y se puso a recitar de memoria el mantra del manual del perfecto empresario neoliberal: “te hemos elegido entre 12 candidatos” “confiamos en ti, tienes mucho potencial” “eres afortunado, es un buen trabajo”... En otra experiencia laboral, recuerdo a un chico noruego afirmando excitado que él no era un simple teleoperador, sino que formaba parte de una gran empresa líder en atención al cliente, mientras se burlaba del pequeño negocio de un tío suyo. Recuerdo también otra empresa-timo donde todos los días se daban charlas de motivación-formación y nos "felaban" repetidamente, buscando que nos sintiésemos privilegiados y valorados...
En la empresa 1 me estafaron y me deben dinero. En la empresa 2, el chico noruego no tardó en marcharse a otra compañía, asqueado con la flexibilidad impuesta en los horarios. En la empresa 3 me despidieron 1 día antes de terminar la formación, para evitar tener que pagarme lo acordado.
Las palabras se pueden cuestionar, pero los hechos están ahí. Te pueden regalar los oídos todo lo que quieras, pero para el monstruo empresarial seguirás siendo mercancía.
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