martes, 16 de julio de 2013

Terminator, zombies y hostias voladoras.



Tengo un catalejo. Un catalejo verde. No sé donde está, pero lo tengo. Se lo pedí  a los reyes magos de guaje. Buscaba halcones peregrinos en el aire. Una vez vi uno. Un éxito.

Ahora busco hostias. No, no es que quiera pelea. Lo que digo es que si encuentro mi catalejo y apunto al horizonte, me temo que solo veré hostias. Hostias voladoras. Ejércitos de hostias voladoras, de todas las formas, colores y sonoridades… acercándose. Y un montón de zombies.

Como lo mismo te digo digo que te digo Diego, tras el post anterior en el que acabé con un “si se puede”, vamos a volver a bajar un poco a la tierra. Porque poder se puede, pero lo cierto es que la gente hace difícil que se pueda. Muy difícil. A ver si me explico:



En la película "Terminator", los terminator eran robots que pronto dejaron de ser útiles a sus creadores –los humanos- y se rebelaron contra ellos, buscando someterles. Bien, la economía de mercado pretendía posibilitar el intercambio entre personas, grupos y países para poder satisfacer las necesidades de estos. Sin embargo, esta creación humana, ahora ya totalmente globalizada, ha devenido en una tiranía absoluta, en un ente superior que tiene sus propias necesidades, comportamientos y toneladas de mala baba. Este Terminator ha llegado a ser mucho más perverso y sutil que los Terminator de la película: no es un enemigo que los humanos identifiquen como tal, porque somos nosotros mismos, millones de personas desinformadas, confundidas y con necesidades, las que damos vida a este monstruo que nos dicta como tenemos que vivir.

Y por supuesto, si intentas advertir sobre Terminator, te mirarán como si fueses Sarah Connor.
Nuestro “Terminator” se edifica en la relación ambición/miedo de cada uno de estos actores que saben que en el primer caso –ambición- pueden poseer más riqueza/poder explotando las posibilidades del sistema, y en el segundo caso –miedo o necesidad- saben que tendrán que competir para lograr su pedacito de pastel, o de lo contrario perderán la partida, lo que aquí tiene funestas consecuencias. No hay sitio para el altruismo en el mercado, porque no hay sitio para los perdedores. El que deja de competir, es pasto de los buitres, así que todos a olvidarse de sus principios -los que los tengan. y la culpa no será de nadie. Terminator no puede parar de devorar todo lo devorable, pues supondría su colapso. El problema es que si no para, el colapso será general, colapsaremos como civilización y como ecosistema. Y en ello estamos:

"La gente racional se irá mansa y tranquila a la cámara de gas si les haces creer que solo es un cuarto de baño" (Zygmunt Bauman)



¿Y a quién va a parar este sinsentido?. Dificilemente sean los ciudadanos que terminator va moldeando, diseñados a su medida.

He aquí algunas características del sujeto actual/posmoderno/neoliberal que llamaremos zombie:

-Los zombies que crea terminator van perdiendo capacidad cognitiva y de abstracción. Ante esta insuficiencia para comprender el mundo que nos rodea, el “sentido común” se impone a la capacidad (¡y voluntad!) de reflexión; mal asunto cuando el citado sentido común se ha reducido a una serie de prejuicios y relaciones causa-efecto tejidas de forma falaz, adaptadas -¡cómo no!- a las necesidades de terminator.

-Terminator necesita ciudadanos cada vez más especializados. Nuestros zombies se especializan tan intensamente que a grandes rasgos, desconocen todo lo demás.

-Como explica (¡quién me lo iba a decir!) Jesús Quintero en este video, en el mundo zombie, el mediocre es el rey. No se desprecia necesariamente al sabio, sencillamente, no se le entiende ni se le quiere entender. La sociedad mercado-céntrica es superficial hasta decir basta.

-Tengo mis dudas sobre si debo de culpar a Terminator por esto, pero los zombies demuestran muy poca capacidad empática. Y créanme, cuando alguien no sabe distinguir entre lo que está bien o mal, no le falta una religión o nueva moral que se lo enseñe, le falta


empatía.

-Terminator necesita ciudadanos que obedezcan y no planteen más cuestiones de las necesarias. La educación, tristemente ayuda a asimilar a Terminator  y a obedecer a la autoridad. Para el zombie medio no hay alternativa a terminator, y si la hubiera… es mala, malísima. Por lo tanto, las necesidades de terminator son la ley imperante, y así deben de comprenderlo los zombies.

-Los zombies, tremendamente individualistas, exigen constantemente a la sociedad, pero desde su posición individualista niegan sus obligaciones para con ésta o no se las toman en serio. No teman, no voy a citar a JFK, aunque ha quedado a huevo.

-Los zombies, en su afición por “crear por encima de si mismos”, que diría Nietzsche gustan de inventarse fuerzas superiores a las que culpar de todos sus males, sino pueden atribuir capacidades de maquiavelismo increíbles a otros seres humanos, con tal de pensar que ellos mueven los hilos de todo, que todo forma parte de un gran plan. Realmente cualquier cosa puede ser parte de una conspiración. Lean los comentarios de esta noticia, vean como un montón de zombies anticapitalistas se disparan en el pie, creando conspiraciones sobre una inofensiva y bienintencionada encuesta.

Y eso es lo que hay.

Entrando en política, los zombies siguen reclamando su brujo, su maestro del vudú. El ejercicio de la libertad, gobernarse a uno mismo, o gobernarse entre todos, supone dar muchas vueltas al coco, supone no tener a quien culpar cuando las cosas no salgan bien. Es mucho estrés. Así que en nuestro antológico complejo servil vamos a buscar a un nuevo líder mesiánico que nos ilumine el camino, que nos diga lo que queremos oír, que nos asegure que “de aquí se sale”, que señale con el dedo a los que se nos gastaron los dineros (inmigrantes, por ejemplo), y que nos cante eso de “you are beautiful, no matter what they say, empirical facts can’t bring you down…”

Muchos zombies nos dirán además que lo que hace falta es rigidez, “acabar con todo este relativismo moral que nos convierte en pasto de de culturas más explícitamente totalitarias” (eso me dijeron una vez!). Y no faltarán nuevos soldados que se unan al ejército zombie, por desgracia carente del carisma que le daba a esto George. A. Romero.  Posiblemente la iglesia católica y demás dictadores del pensamiento volverán a ganar fuerza, porque en los momentos de crisis y miedo es donde surgen los monstruos.

Hoy por hoy la situación es que el planeta se va haciendo chiquitito, nosotros muy grandes, y llevarnos la parte de bienestar que correspondía a los compañeros africanos, latinoamericanos o asiáticos ya ni siquiera es suficiente para saciar la voracidad de Terminator. Paralelamente, nuestra casa/supermercado; la tierra, está jodida. Pero jodida, jodida. Y de momento las paredes no son comestibles.


¿Alguien ha oído a algún zombie plantearse estas 2 simplezas? ¿O más bien se estaban quejando de que ahora cobran menos que antes, o están en el paro? ¿Qué opinan los zombies de los que sí plantean estas cuestiones? A claro… no interesan, que hay mucho paro. Pues nada, que siga la fiesta y más adelante ya veremos. Disfruten su ración de hostias, que va pa’ largo. Los pesimistas esperanzados lo seguiremos intentando, porque no queda otra.

Marcho al mercado antes de que cierre, parece ser que están los cerebros en oferta, ñam ñam.

PD: He aquí una zombie, nivel hardcore.

PD2: Los que llaman al tele-tarot de Sandro Rey no son ni zombies, son gilipollas.

PD3: Que prepotente queda usar tu blog para llamar imbéciles a los demás, pero a los hechos me remito. Me pregunto como de zombie soy yo. Se aceptan comentarios.