martes, 24 de diciembre de 2013

La ley del aborto como estrategia

¿Qué gana el PP pisando este nuevo charco? ¿Hay intereses más allá de satisfacer al lobby católico?

Es evidente que nos gobierna un hatajo de fachas, si. Que les gusta prohibir cosas que en realidad no les importan, pero les encanta recordarnos quien manda, que somos unos pardillos, y que no nos podemos salir con la nuestra, si. Que no se trata de salvar fetos sino de controlar y someter mujeres a sus leyes, si.

Pero no acaba ahí la cosa. Estas políticas son también movimientos en el tablero, siguen una estrategia.

Decía en mi anterior entrada que las opciones políticas se están radicalizando y polarizando. En este nuevo escenario el PPSOE necesita seguir aparentando que es una dicotomía de opciones enfrentadas y visiblemente diferentes.

Del mismo modo que muchos españoles que se cagan en España cierran filas en torno a su país cuando el que insulta a la patria es extranjero; la derecha española, por momentos alejada de su partido hegemónico, se vuelve a acercar al PP gracias a estos gestos que sacan a la calle a los sectores progresistas con sus ruidosas protestas. La derecha moderada, esa que se va haciendo a la idea del aborto, se abstiene, ellos no son los importan aquí. Es el sector duro el que hay que convencer,  y lo están haciendo. Esa militancia que llena autobuses y plazas a grito de “esto es un desmadre, queremos padre y madre”. 
Haciendo amigos en un medio crítico con el PP

Aún así, creo que el gran ganador aquí es el PSOE, por encima del PP. Un partido totalmente en decadencia, al que muy poquitos defienden ya públicamente. Cada reforma educativa, cada ley antisocial, cada guiño al nacionalcatolicismo franquista que hace el PP, le da una burbuja de oxígeno al la mafia de Ferraz. Una nueva oportunidad de pillar a algún despistado y hacerle creer que ellos son una alternativa, que son “los güenos”. Y nada une más que un “enemigo” común.

En general, ambos consiguen lo que buscan, que su electorado y militancia se les vuelvan a arrimar y juntos rearmen el imaginario social que Noam Chomsky describe como ideal para camuflar y normalizar un sistema totalitario: Se reducen tremendamente las opciones políticas, pero se alimenta un furioso debate en torno a ellas. El falso dilema.   
Como estadounidense, sabe de lo que habla.

Y es que PP y PSOE son las dos principales patas del régimen, que no dudan un minuto a la hora de vender nuestra soberanía económica reformando la constitución, de bajarse los pantalones ante el Draghi de turno, de defender a capa y espada al viejo putero borracho y su oxidada corona. El régimen es el régimen y la alternancia PP-PSOE  en el poder, la mejor de las caretas. 

A los peperos les puede escocer un poco tomar medidas que puedan allanar el camino para una hipotética vuelta al poder de los zombies socialistas, (tal vez apoyándose en la dócil IU), pero ambos saben que esto no es solo una crisis económica, ni una crisis de sus respectivos partidos. Esto es una crisis de régimen y complicarse unas elecciones es insignificante cuando lo que está en juego es eso,  el régimen del 78.

Es su chiringuito y no renunciarán a él.

martes, 3 de diciembre de 2013

La inacción actúa



Concluía en mi anterior entrada que éste es momento de tomar decisiones. Que el dilema Coca-Cola o Pepsi Cola se va quedando atrás y que la polaridad que vemos en las calles se está comenzando a meter en las instituciones. Los candidatos al asiento ya no son solo los mangantes de rojo o los de azul + opciones marginales, se acercan opciones de cambio reales.
            
Entiendo que es muy impopular decir lo que tengo que decir, pero empiezo a estar cansado de brillantes soluciones teóricas que luego no hay quien las aplique, porque son todo retórica. Hay que estar en todos los frentes: la calle, el supermercado, las asociaciones… y también… las urnas. Votes o no votes, las urnas estarán ahí, decidiendo quien hace política, la política que dibuja el marco donde se desarrolla tu vida.

Se ha impuesto la idea idílica de que no votar es lo mejor que se puede hacer, porque el sistema está corrupto y al votar “legitimas” toda esa patraña. Lo primero que se me pasa por la cabeza es ¿qué significa legitimar esto o lo otro? ¿Qué diferencia práctica hay entre hacerlo o no? Porque a mí me suena a algún tipo de idea metafísica cutre que te asegura el estatus divino de “tío auténtico”; el que no pasa por el aro, el que no se mancha las manos, el que hace lo correcto mientras los demás meten en el parlamento a mangantes. Suena atractivo, pero no lo compro.

En la sociedad de los problemas colectivos y las salvaciones individuales perdemos la perspectiva de cómo nuestra acción o inacción influye sobre el grupo y nos quedamos con cómo nos afecta a cada uno de nosotros. Es decir, despreciamos la idea de que 1 entre 40 millones pueda hacer algo con un voto, pero nos aferramos a esa erótica idea de ser el ciudadano que no pasa por el aro, mirando el espectáculo de los votantes desde la barrera, satisfecho de “no participar”. Cosas del posmodernismo, individualismo exacerbado.

Pues tengo malas noticias para ustedes, señores de limpias manos. No existe un “fuera del sistema”. La abstención es política y supone igualmente participar. De hecho, el sistema está diseñado para que la abstención beneficie a los partidos oligárquicos, de electorado altamente acrítico, construyendo mayorías para ellos. Algunos grupos defienden el concepto de “abstención activa” como estrategia para tumbar el sistema, defendiendo que si la abstención supera el 60%, “esto se cae”. Es una posibilidad. Pero solo eso, una posibilidad. Que deja cantidad de incógnitas, pues podría pasar de todo. 
 
A mi la idea me encanta, en serio. Muy romántica. Pero ¿realmente podemos combatir
el sistema cuando no tenemos la sartén por el cazo? Alguien me puede dar algún
ejemplo de victoria clara y duradera que "libere" a la sociedad y no solo a un grupito
de activistas afortunados?
                                                                                            
De momento, los sectores críticos que optan por no tomar partido, lo que han conseguido es que los acríticos se impongan masivamente y los mayores mediocres del país sean los que nos gobiernan. Los críticos que solemos optar por las urnas, pocos, estamos ocupados peleándonos unos con otros y solo conseguimos una atomización del voto que también genera mayorías… de los peces gordos.

Lo que queda claro es que negarse a hacer política supone permitir que otros la hagan por ti. No porque te parezca bien, sino porque las cosas funcionan de esa manera. Comprendo que es incómodo que te acuse con el dedo, Don “no participo”, pero lo cierto es que estás participando. De hecho uno de los dos partidos mayoritarios reconoció abiertamente que desmotivar al electorado de otros partidos es su principal estrategia electoral...

En el siempre casposo estado español hablar de soluciones es una auténtica utopía, pero al menos podemos hablar de caminos hacia ellas. Es una gilipollez votar a un golfo o a un partido con un programa que no te gusta. Si no hay candidatos decentes, no se vota, y punto. Pero también es una gilipollez decir que es imposible que se puedan cambiar cosas en las urnas, cuando estamos viendo a dirigentes latinoamericanos poner patas arriba a sus oligarquías locales.

Claro que aquí estamos más pendientes de si un bocachancla dice que el fallecido presidente se le apareció en forma de pajarito, que nos olvidamos de que el mismo bocachancla ha construido 375.000 viviendas sociales en dos años, y anuncia más.

Si países tan corruptos como Venezuela, Uruguay, Ecuador, o Nicaragua han encontrado mejores gobiernos… me pregunto por qué se dice que nosotros somos incapaces de hacerlo.

Haciendo de abogado del diablo, es cierto que la atomización de la clase trabajadora (no os perdáis este artículo) está mucho más presente en nuestro país y resto de Europa de lo que lo está en América Latina, donde hoy día sí existe la conciencia de clase. Aquí nos los autónomos se creen emprendedores, los trabajadores se creen “clase media”, y cualquier comemierda se puede sentir el rey Salomón gracias al poder de ingeniería social del lenguaje y la dulce apariencia de los sistemas de producción postfordistas.

Hay un mal endémico en este país, por no decir en este mundo, y es que el golfo quiere trepar, y el honesto solo quiere dedicarse a lo que le gusta y vivir en paz: Renuncia al poder, dejando que el golfo lo conquiste. El ciudadano con complejo servil es acrítico y se la suda todo mientras gane su golfo, (ejemplo, Valencia). El ciudadano crítico gusta de cazar brujas y vestir a cualquier candidato de golfo. Confundimos “criticar” con la “actitud crítica”.

Lo que se deriva de este escenario es que la mayoría de las personas que se meten en política son golfos. Y la minoría, los que tienen una verdadera vocación social, se encuentran un camino de piedras y zancadillas, porque sus potenciales votantes les mirarán con lupa y llegarán incluso a difamarles con tal de que la ecuación dé el resultado que buscaban, que todos son lo mismo, y que yo quedo de puta madre si no voy a las urnas y digo “yo no paso por el aro”. Porque analizar todas las posibilidades es cansino, y te arriesgas a “equivocarte”, a perder ese estatus divino de bienhechor, a dejar de poder mirar a los demás por encima del hombro, porque ellos participan en la farsa, y tú no.

Los golfos te dan las gracias.

 
PD: ¿Alguien me puede decir cuando se ha producido un cambio político positivo gracias al desentendimiento de sus ciudadanos de la lucha por el poder? ¿Se ha producido alguno desde la fragmentación del voto en 40 partidos que tienen programas casi iguales pero egos demasiado grandes para trabajar juntos? Porque a mí lo que me viene a la cabeza es por ejemplo ver al infame Le Pen pasar la primera vuelta de las elecciones francesas en 2002. (Si si, esto es un “que viene el lobo” en toda regla, pero que alguien me lo contraargumente).

jueves, 21 de noviembre de 2013

...y el neoliberalismo nos pilló jugando al fútbol



El futuro fue ayer


¿Recuerdan el bigote de Josemari Ánsar? Por supuesto, ¡qué bigote!
 
Esa especie de roedor que tenía entre boca y nariz parecía cobrar vida propia cuando el erudito y humilde ex-presidente pronunciaba sus elocuentes y siempre convincentes discursos. Era como una pequeña ardilla que temblaba de satisfacción mientras su portador nos aleccionaba en múltiples  idiomas. Que Roald Dahl me disculpe el plagio, pero así lo recuerdo.

Recuerdo hacer bromas con mis amigos, “el día que se lo quite va a tener cara de….” “cualquier día se lo quita y nos deja a todos flipando”…  pero no sucedió así. Ánsar supo evitarnos ese shock y se quitó el bigote poco a poco. Un día era más corto. Otro día era como más canoso. Otro día era una sombra gris… y otro día no estaba. Y tú sin enterarte. De repente te dabas cuenta de que Ánsar llevaba tiempo sin bigote, y de que era tarde ya para hacer el comentario jocoso de turno.
Acariciando al hamster

Y así estamos nosotros. Temiendo el futuro, que fue ayer.

Por algún motivo parece que la estrategia de motivación y movilización de las clases populares deba pasar por el alarmismo, “¡que viene el lobo!” que si nos van a abaratar el despido, que si nos van a echar de nuestras casas, que si tendremos que marcharnos del país, que si el fascismo volverá a andar a sus anchas, que se quedarán con todo y no nos dejarán ni las migas, que si perderemos los derechos que un día nuestros padres ganaron, que a donde vamos a parar…

La estrategia ecologista no difiere lo más mínimo: habla de cosas que podrían pasar o pasarán si no cambiamos el rumbo.  También está el “peakoilismo”, que nos advierte de las consecuencias de un mundo donde las energías fósiles comienzan a escasear, pero su demanda es cada vez mayor. De cabeza al colapso.
 
A ver si nos aclaramos. Ya se están pasando nuestros derechos por el forro, ya tenemos a fascistas de tomo y lomo en las instituciones (¿algún día se fueron?), ya vivimos peor y peor, ya se extinguen especies, ya tenemos cientos de miles de muertos por realidades climáticas agravadas por factores antropogénicos (claro, pero sucede lejos de nuestra casa) , la escasez de petróleo ya provoca catástrofes humanas y desestabiliza la economía en occidente… no viene el lobo, porque el lobo ya está en la cocina de tu casa preparándose un bocata de queso con membrillo.

Vivimos con la sensación de estar al borde de un precipicio, pero yo no lo veo así. Creo que es una cuesta hacia abajo, y llevamos tiempo descendiendo. Habrá pendientes más bruscas y más suaves, pero el descenso es innegable.

Ya ves que cosa; como el bigote de Ánsar, nuestra burbuja de bienestar desaparece poco a poco, evitando un puñetazo en la mesa que nos deje claro donde está el punto de inflexión, cuando fue ese exacto momento en el que debimos unirnos y plantar cara. La estrategia de la gradualidad, mencionada por Chomsky en su popular artículo “10 estrategias de manipulación mediática”.

Y nosotros jugando al fútbol.

 
Fundamentos del razonamiento futbolístico

 
Cogemos unos cuantos balones y les llamamos Marx, Hitler, Stalin, Zapatero, Bakunin y Franco…etc, y empieza el partido:

Un equipo se sitúa en un lado del campo y el otro en el opuesto. Pero esto no trata ni de meter goles, ni de jogo bonito, ni de nada que tenga sentido. Aquí chutamos las pelotas malas al campo contrario e intentamos quedarnos con las buenas. De este modo, sabremos quién es el guía espiritual de cada uno. Es especialmente entretenido cuando se practica entre iguales, ya sea por su posición estructural o por su ideología. Una bonita versión futbolística de La vida de Brian.

-¡¡Zapatero para vosotros, farsantes!!

-¡¡Y una mierda, está más cerca de vuestras posturas, además, tu sobrina es del PSOE!!

-¡¡Trae pa’ acá a Marx, bandido, nosotros somos los verdaderos defensores de sus tesis, vosotros quedaros a Stalin, Fascistas!!

-¡¡Los cojones!!  A Stalin nos lo quedamos, por supuesto, pero a Marx también, nosotros, como Stalin, somos los auténticos Marxistas-Leninistas!!

-¿¿Y esos otros qué pintan aquí?? ¡¡Son de IU o del PSOE!!  Mándales a Franco que es lo que les gusta a ellos, ¡¡vendidos al régimen neo franquista del 78!!

Hitler es el balón más golpeado, cualquier rival parece merecerlo en su campo….

Son las miserias del razonamiento. La ley de Godwin por un lado y Karl Marx como argumento de autoridad por el otro, categorización como sustitución de cualquier deliberación crítica.


Aplicación del razonamiento futbolístico


Lo vimos hace poco con el famoso artículo censurado de mundo obrero sobre los transgénicos, sobre el que mucha gente no debatió; es decir, no entró a valorar las opiniones de los científicos sobre los beneficios, perjuicios y posibles riesgos de los cultivos transgénicos, ni la evidencia empírica disponible, sino que prefirieron insultar a su propia inteligencia y delegar su opinión sobre ingeniería genética y salud en las palabras de un tipo que murió hace 130 años. Decían algo así como:

-“Marx dijo que el proletariado debe usar las herramientas burguesas de las que pudiera disponer para mejorar el rendimiento del trabajo y la creación de valor ergo los transgénicos molan”.

-Ajá…


También sacaron a Fidel Castro a pasear. (El mismo artículo ya lo mencionaba):

-“Estos ecologistas no se enteran de que en Cuba han apostado por los transgénicos, no saben de qué lado están, son contrarrevolucionarios”.

 Claro, si en Cuba usan transgénicos, significa automáticamente que los transgénicos son la izquierda y son cojonudos. No hay más que debatir, total… los que saben de esto son Fidel y Marx.

Todo el asunto del secesionismo en el estado español también da mucho juego para jugar a que todos seamos nazis, los de un lado, los de otro, los que no se meten y cualquiera que se oponga a la opinión de otro. O el decrecentismo, corriente en la que me ubico; motivo por el que Marxistas de “tomo y lomo” me acusan de estar a favor de la eugenesia o hacerle la ola al no sé qué club de Roma, porque se les viene a la cabeza el nombre de Malthus, chutan esa pelota a mi campo… y como Marx le criticó, retienen la pelota Marxista en el suyo… , por lo que decretan que el decrecimiento es antimarxista. Supongo que hemos de entender todos que el mundo es infinito y por lo tanto el crecimiento exponencial es una idea cojonuda, o somos unos nazis.

Y así van las cosas…
Es habitual entre los neocon chutar las pelotas Stalin, Hitler
o Marx en dirección Obama, tan capitalista como ellos.

Mientras nos divertimos con  el deporte, nos están dando pal’ pelo. Es desesperante como cualquier intento de hacer algo juntos se va al cuerno por egos personales, blogueros metiendo cizaña, mentirosos compulsivos, medios de comunicación desprestigiando, la gente creyéndoselo… y demás insultos al pensamiento crítico, que es lo que nos falta a todos. Un poquito más de leer sobre los asuntos que nos afectan  y un poquito menos delegar opiniones, un poquito más de pensar por nuestra cuenta y un poquito menos de orgullo para dialogar con aquel cuyas ideas chocan con las tuyas, pero comparte objetivos.

Podríamos hablar de la escalada del fascismo en Grecia, o mismamente en España, donde grupos neonazis (pero esta vez neonazis de verdad) se están organizando. O podríamos hablar de neoliberalismo como el nuevo totalitarismo. También podríamos hablar de los numerosos proyectos políticamente rompedores que están ganando cada vez más apoyos, como las CUP en Catalunya.  Es evidente que las posturas políticas se están polarizando y radicalizando, mientras los partidos mayoritarios siguen centrados en su ideología: calentar sillas y llenar bolsillos, propios y de amigotes.

De un modo u otro, la posibilidad de hacer política en serio, y esto es, provocar un cambio de rumbo, es ahora una posibilidad. Esto ya no es un pulso entre la Pepsi Cola y la Coca Cola. Esto ya no es españolismo rancio y estéril o catalanismo rancio aún más estéril, peleándose por un estatut, ahora se decide entre España o Catalunya, y la cosa va en serio.  Esto ya no es cheque bebé o incentivos fiscales a empresas. Ahora se decide si seguimos en el euro o no. Si pagamos la deuda o no. Se discute el modelo de estado. Se discute todo.

Valga como indicador lo que estamos viendo en lo propios medios de comunicación. Los debates infumables de toda la vida siguen siendo igual de infumables, llenos de maleducados interrumpiéndose unos a otros, aplausos, abucheos y poco debate real. Pero es sintomático que donde antes había una Mª Eugenia Iglesias haciendo la ola al PSOE, ahora hay un Juan Carlos Monedero hablando de expropiar bancos. Las cosas están cambiando, lo que no significa que sea para bien… pero como sucedió hace 80 años, es época de tomar decisiones trascendentes, de asociarse y de estar juntos para defender lo de todos. Pero seguimos jugando al fútbol… y Ánsar cada vez más vigoréxico, con su roedor supralabial desaparecido y su mujer… en fin, déjenla. Mejor hacerle caso a Buenaventura:


sábado, 12 de octubre de 2013

Una España en la que no cabemos todos.

Alguien conoce ese tema de Violadores del Verso que empieza con un “Vengo del mejor grupo que parió una puta llamada España, ¡Puta España! ¿Ok? Me cago en el Rey (…)

He conocido a gente de muchos países, y ninguno insulta a “su país” tan alegremente. Yo sí. Sin necesidad de sentimientos nacionalistas asturianos, manchegos o aragoneses, parece que muchos tenemos algo contra “España”. Fijaros que entrecomillo la palabra España.

Es curioso, pero tanto yo como otros “antiespaña” –sigo con el entrecomillado, ojo- Nos movemos por la península y nos encantan los paisajes, ciudades con historia, barrios antiguos, patrimonio cultural único y diverso, tremenda gastronomía –¡vayas donde vayas!, gente hospitalaria y cercana, patrimonio artístico también.  Joder, España no está tan mal.

¿Que va mal aquí? ¿Por qué parecemos detestar algo que nos gusta? 
  Muy sencillo, porque desde hace tiempo, el país ha estado en manos de gente odia su pluralidad cultural y a sus trabajadores patrios. Y a todo aquello que rompa con su concepto homogéneo y gris de lo que cree que debe ser- España. Un concepto que es además desacorde con la realidad social del estado.


Hubo una guerra civil, si. 40 años de nacionalcatolicismo sin oposición, si. España pa’ aquí, España pa’ allá. Pero la cosa va más allá de que “media España perdiese” una guerra y la otra adoctrinase a hostias a la primera. Mismamente, los sureños perdieron una guerra civil en EEUU y son más patrioteros que nadie. Algunos pueden sacar su bandera confederada a pasear de vez en cuando, pero el “God Bless America” no se lo quitan de la boca.

Lo que tenemos aquí, como dicen en “La Tuerka”, es “una idea de España hegemonizada por la derecha”. Pero una idea con la que nos llevan golpeando en la cabeza desde niños quienes nunca lograron persuadir, solo intimidar. Paradójicamente, los auto-declarados patriotas, son “los padres” de los “antiespaña”. Ellos, que pretenden imponernos una idea cutre y casposa de lo que debe de ser el país –catolicismo, servilismo, patriarcado, toros, fútbol, tapas y algo de american dream- ,y un patriotismo de náuticos y pulserita rojigualda. Patrioterismo. Agitar banderitas y gritar ¡Que Viva España! Sin saber muy bien por qué, ni de qué España hablamos.

Se han empeñado en convertir en una causa nacional cualquier barbaridad, hasta el ridículo. Y se permiten entregar carnets de buen y mal español. Un buen español debe de estar orgulloso de una deportista como Marta Dominguez, reconocida tramposa que ahora tiene un expediente abierto en un comité internacional. Pero aquí se le apoya, se le pone de ejemplo y se le da una silla en el senado. Este es el país del que uno debe de “estar orgulloso”.

Porque son políticos de la calaña de Mayor Oreja, Wert, Bono o Rosa Díaz los que apelan constantemente al patriotismo Español, usándolo como arma arrojadiza contra el otro.

Así es amigos; los mismos que machacan al trabajador y al pequeño empresario, que arrasan con nuestro hábitat natural, que piden mano dura para el desobediente, que desprecian 6 de los 7 idiomas estatales –grosso modo-, que sacan fuera del país sus fortunas, que alegremente ceden la soberanía económica de nuestro estado a potencias y empresas extranjeras… son los dueños del concepto “España”. Por supuesto que son también amos políticos y económicos del país.

Pero es que realmente son los enemigos del país. De su flora y fauna, de su población –salvo ese afortunado 1%-, de su cultura, de todo lo que se salga de su podrida idea de España.

Y luego se extrañan de que les crezcan los enanos. Joder, normal que no quieran participar en este circo. Y cada respuesta, cada intento por “españolizar” –reducir a su concepto estrecho de España- a los rebotados, éstos se alejan aún más. Es de nota que ahora llamen “nazis” a los nacionalistas, acusándoles de buscar la homogeneidad cultural dentro de sus fronteras autonómicas.  Que yo sepa los nazis esclavizaban y mataban judíos, invadían países, practicaban la eugenesia… hay que ser mezquino para comparar eso a pedir la escuela en catalán. O se visten de lingüistas para decirnos que el asturiano no es una lengua, que es lo mismo que el castellano pero con 4 cambios… al mismo tiempo que se apuran a buscar diferencias entre el valenciano y el catalán para justificar que no tienen “nada que ver”, en un patético intento por hacernos creer que 2 y 2 son 5-, porque en ambos casos, los verdaderos lingüistas suelen tener otra opinión.

Sad but true.
Puede que su victoria no fuese total, pero han conseguido instalar muchos de sus dogmas en las cabezas de los ciudadanos. Porque si yo propusiese que en vez de estudiar a los manidos Reyes Godos en el colegio se estudiase una asignatura sobre la diversidad cultural del Estado Español, donde cualquier niño de castilla y león pudiese por ejemplo aprender unas 20 o 30 palabras de Euskera, Catalán, Gallego o Asturiano, muchos pondrían el grito en el cielo. Mientras tanto, Catalanes, Gallegos o Vascos que hablan sus lenguas como primer idioma, aprenden castellano a la perfección. Y para encima parece que a algunos les ofende que se hable otro idioma estatal cuando se está fuera de la región correspondiente. ¿Tan difícil sería que al menos nos interesemos por lo que se cuece fuera de nuestra casa? ¿Es algo maligno que nos enseñen a apreciar la diversidad?

El clima de conflicto interno es tan infumable, todo aquel que se salga del patrón tiene que aguantar tantas gilipolleces y tantos ataques a su identidad cultural, que hasta los que no somos amigos del concepto de nación, comprendemos que muchos quieren escudarse en él para emprender su propio camino y dejar atrás a esta España que ni siquiera se digna a llamarles por su nombre en su idioma. No todo es el nacionalismo oportunista del “Espanya ens roba”, y el que no lo vea, será que no lo quiere ver.

Que quieres que te diga. A mí me gusta el país, con sus luces y sus sombras, que son muchas. Como todos los países. Pero me parece asqueroso el proyecto/modelo/idea que nos quieren imponer una y otra vez, hasta el agotamiento. No me siento identificado con unos colores que por repetición identifico con el martillo con el que nos dan en la cabeza a los que no queremos pasar por el aro, con el himno que nos ponen cuando quieren recordarnos que aquí los que han mandado siempre han sido ellos. Con una noción de país en el que algunos no cabemos, y no cabremos hasta que bajemos la cabeza y nos convirtamos… como ya hicieron hacer a los judíos peninsulares hace unos siglos. O te haces de los nuestros, o te vas.

 Por eso, cuando pitamos el himno o decimos “Puta España”, que no os parezca que insultamos los cuadros de Goya o al oso pardo cantábrico. Para nada. Nos dirigimos a ellos, a los fachas de siempre.

Y por eso también, hoy no vamos a celebrar su fiesta racista y colonialista, el llamado día de la hispanidad. Genocidio, saqueo, esclavitud… no son motivos de celebración.